En días recientes la comunidad de cómics indie ha estado muy emocionada por el creciente éxito del libro Ant Colony de Michael DeForge. Y es que no es para menos… el canadiense ha sabido ganarse el cariño de sus lectores a costa de enorme trabajo y una emocionante colección de complejos personajes.
Publicado inicialmente como un webcómic (bajo el nombre Ant Comics, el cual puede ser leído aquí), el libro cuenta la historia de una colonia de hormigas a través de varios personajes bizarros: una pareja de hormigas homosexuales, una cría que es presa de visiones, su abusivo padre, una hembra infértil, un policía confundido y una cruenta batalla que termina por matar a los habitantes de la colonia. La historia puede verse como micronarraciones que se conectan entre si a través del ya conocido sistema de entregas (o en este caso, posts consecutivos), con un punchline en cada página, y en donde el lector recibe información a cuentagotas.
DeForge (Ottawa, 1987) cuenta ya con un nombre en el medio comiquero anglosajón. Desde muy joven decidió dejar la universidad y al tiempo que lavaba platos aquí y allá, descubrió en su talento como dibujante una vocación. Él mismo se refiere a esta epifanía como su excusa perfecta para entrar gratis a fiestas y conciertos, ya que recibía las entradas a cambio de algunos diseños. Su vena prolífica es difícil de encasillar: su pluma se mueve comodamente entre diferentes estilos gráficos y medios de expresión (aquí un ejemplo de su destreza como animador) y es precisamente su valentía por experimentar lo que lo ha llevado a encontrar su nicho en el competitivo medio, al grado que actualmente trabaja para las afamadas series animadas Adventure Time.
Publicado por Drawn & Quarterly (la editorial canadiense que también representa a artistas como Chris Ware, Art Spiegelman y Daniel Clowes), Ant Colony está cosechando público en sus presentaciones en EEUU y Canadá. Y es que su narrativa es agradable en extermo, de esas que se saborean a cada página. La historia está llena de un elegante humor negro, una conflictiva sexualidad (que se repite en otras de sus obras), guiños a nuestra sociedad egoísta, atisbos de espiritualidad y un sentido de inmensidad que no puede menos que agradacerse. En medio de tantos ejemplos que internet produce y olvida, la voz de Michael DeForge promete nuevas y gratificantes historias forjadas con su delicada línea, su maravilloso uso del espacio negativo y sus personajes que irradian creatividad.