Frase-en-la-entrada

Pocas personas pensarían que en una ciudad tan sufrida como Sarajevo podría haber una colección de arte contemporáneo tan destacable.

Quizás ello se deba a que no son muchos los que llegan hasta Sarajevo, y la mayoría de los viajeros, turistas por vocación o accidentales que pasan por la ciudad están absorbidos por la historia de una cruel guerra y entonces el arte contemporáneo que pueda haber en la capital balcánica pasa desapercibido.

El museo Ars Aevi de Sarajevo es la mayor colección de arte contemporáneo de todos los Balcanes. Y no es poco. Al entrar en el Ars Aevi Depot en Skenderija, no puedes creerte lo que estás viendo: un Juan Muñoz te recibe en la entrada, luego la visión se expande y Jannis Kounellis, Joseph Beuys o Richard Deacon te guiñan un ojo, mientras que Marina Abramović -siempre limpiando algo- esta vez se dedica a limpiar un esqueleto en su Cleaning the Mirror y nos recuerda que no por ser una artista serbia tiene prohibida la entrada en un museo bosnio, cosas del arte, bosnios y serbios conviviendo tranquilamente bajo un mismo techo.

Ilya-Kabakov

 

¿Y de dónde sale todo esto? Pues bien, el Ars Aevi tiene una historia bien interesante e inspiradora. Al comienzo de la Guerra de los Balcanes y del Cerco a Sarajevo, por allá por 1992, un grupo de intelectuales intentó reaccionar contra el sinsentido de una guerra basada en conceptos tan absurdos como la raza o la religión. Y qué mejor manera de manifestarse culturalmente que creando un puente entre diferentes pueblos, culturas, lenguajes y líneas de pensamiento. Así nació la idea del Ars Aevi, que con el tiempo ha ido creciendo en colección y renombre pero no en espacio. El Ars Aevi recibió donaciones de artistas y de centros de arte que se solidarizaban no sólo con una idea, sino también con un pueblo, y se firmaron contratos para que un futuro espacio contuviese las exposiciones de los más afamados museos del mundo, pero, ¿cuándo? La gran problemática que existe es que el Ars Aevi hoy en día se aloja en un antiguo pabellón del complejo deportivo de Skenderija y no hay espacio suficiente para exponer todas las obras de la colección.

Hace más de 10 años Renzo Piano firmó como arquitecto para ese futuro museo cuyas obras se siguen dilatando en el tiempo y no terminan de concretarse. ¿La razón? La falta de fondos para sacar adelante el proyecto. En una ciudad en la cual el dinero escasea y hasta el Museo Nacional de Bosnia y Herzegovina ha cerrado por falta de fondos, ¿cómo afrontar tan ambicioso sueño como es el espacio diseñado por Piano? Sin embargo, en el pequeño recinto de Skenderija nos encontramos con un muy buen despliegue de la colección. Y todo sin pagar un centavo, el Ars Aevi es gratuito y un buen refugio para alejarse de tanto dolor causado por una guerra desgarradora. Cuando uno se siente saturado por tanta sinrazón, una visita al Ars Aevis es el bálsamo perfecto.