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Dancers perform Merce Cunningham choreography in the exhibition.photo Felix Clay 2013

 

Un siglo ha pasado, concretamente en 1912, desde que una obra conmocionó a la opinión pública y zarandeó el mundo del arte. Su artista: un francés de 25 años llamado Marcel Duchamp; la obra: “Desnudo bajando la escalera”, una primera intención de encontrar la cuarta dimensión en la pintura, un paso adelante siguiendo los fundamentos de los movimientos futurista y cubista pero con una visión nueva, la banalización de un desnudo que se acercaba a la verdadera intención de su autor: destruir los marcos, desviar la retina, abrir la mente en busca del concepto.

A esta obra siguieron “El urinario”, “La rueda”, “El porta botellas”, entre otras obras que ridiculizan el mundo del arte a simple vista, aunque en realidad incitan a algo tan aparentemente complicado como es intentar llegar a una segunda lectura. Su producción estuvo siempre acompañada de una obra que dejó aparentemente inacabada – se dio por terminada después de su restauración en 1923 y terminar con ello Duchamp su carrera artística – y de la que no se ha llegado nunca a saber realmente su significado, la “escultura-pintura” que da nombre a la exposición “La novia y sus pretendientes” o también llamada “El gran vidrio”.

El llamado “dadá del Dadá”, tildado de ridículo pero sin embargo un hombre tremendamente disciplinado, tendió un guante que cambió la historia, y en esta muestra vemos el resultado de su desafío con la obra de cuatro grandes exponentes de la música, danza, literatura, pintura y escultura del siglo XX como son Robert Rauschenberg, Merce Cunningham, Jasper Johns y John Cage.

El comisario argentino Carlos Basualdo afirma que “gracias a la colaboración del Museo de Filadelfia entre otras muchas instituciones hemos conseguido presentar una rica selección de obras de influencia mayúscula de Duchamp, Rauschenberg y Johns – algunas de ellas que se presentan por primera vez en UK- junto a músicas de Cage y espectáculos de danza en vivo del coreógrafo y bailarín Cunningham.”

Robert Rauschenberg.Minutiae1954. Private collection, Switzerland

Robert Rauschenberg.Minutiae1954. Private collection, Switzerland

Pinturas blancas, música sin pentagrama en pianos de cola, escenario con bailarines fantasmas, ruedas que giran en el vacío espacio de un pedestal. La constante combinación de presencia-ausencia con la que se mueven los artistas, son las armas con las que ha jugado el francés Philippe Parreno para crear una puesta en escena muy característica en sus instalaciones, en la que el visitante no es un mero espectador, es un testigo, un voyeur y donde la misma exposición no es un contenedor de obras de arte sino que es también una de ellas.Las luces, que crean volúmenes y sombras, junto a la disposición teatral del espacio, donde el escenario ocupa un lugar primordial mimetizándose con el resto de la sala, y el uso intrusivo del sonido y la música, siguen la línea del discurso propuesto por Philippe Parreno durante toda su carrera en su afán por ampliar las posibilidades sensoriales y narrativas de lo que entendemos por exposición. Intenta sorprender al espectador, mantenerlo en alerta y llevarlo fuera de los muros de la galería, y lo consigue con instalaciones acústicas en las que reproduce sonidos externos que desorientan al visitante pero sirven de apéndice para la música aleatoria de Cage y la danza experimental de Cunningham, combinándose con los decorados escénicos de Johns y Rauschenberg.

Todo este movimiento acústico y visual se complementa con testimonios de la relación interpersonal entre los artistas que conviven con sus poesías, dibujos, esculturas y pinturas. Son su legado y sus  instantáneas verdaderas.Todo este envoltorio genial encierra una ocasión superlativa que nos ha brindado el comisario argentino Carlos Basualdo, en colaboración con Erica F. Battle y el Museo de Filadelfia, la de contemplar en un mismo espacio uno de los capítulos más importantes en la historia del arte contemporáneo. Es la primera ocasión en la que se presenta a Marcel Duchamp junto  un grupo de artistas más jóvenes.

La exposición, que se puede visitar en el Centro Barbican de Londres hasta el 9 de junio dentro del ciclo de eventos “Dancing around Duchamp”, recorre el camino desde el exterior hacia el interior de la relación e intercambio de ideas entre estos cinco artistas en una especial simbiosis del arte con la realidad, ya que como dice Carlos Basualdo “no se puede hablar de influencias, sino tan solo de tiempo pasado juntos yendo hacia una misma dirección.”